Del mismo modo que nos vuelve ciegos a las imperfecciones de los demás, el amor magnifica también las que detectamos de nosotros mismos. Pero si esto es cierto, entonces también ha de ser lo contrario. Podemos consolarnos pensando que nuestras faltas serán invisibles para quienes nos aman. El éxito o fracaso de toda relación no depende solamente de lo que uno siente por el otro, sino lo que uno hace que el otro sienta hacia uno mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario